Por Carmen Cila Rodríguez
De La Perla del Sur
De pronto, seis místicos personajes aparecieron sobre el Batey del Centro Ceremonial Indígena de Tibes, luciendo en sus cabezas coronas de paja y elaborados collares de caracoles.
Al compás de un tambor, cantaban en una lengua extraña y bailaban alrededor de una humeante fogata, ataviados con taparabos, con sus pies descalzos y un impresionante color cobrizo en la piel.
Pero ni eran espíritus, ni seres disfrazados de ancestros.
Los protagonistas de este místico encuentro eran el grupo Wakía Arawaka Taína, una entidad sin fines de lucro que lleva poco más de dos años de establecida y que realiza presentaciones indígenas con más de una veintena de integrantes.
Su nombre significa en castellano ‘Nuestra Danza Taína’ y su lema grita que ‘ser taíno no es color, sino sentimiento’.
Sus fundadores son Elizabeth Rodríguez Rivera y Edgar O'Neill Rosado, un matrimonio ponceño dedicado enteramente a transmitir y perpetuar el legado de nuestros antepasados con el estudio de su lenguaje, la recreación y utilización de sus instrumentos musicales, su vocabulario y su gastronomía.
De La Perla del Sur
De pronto, seis místicos personajes aparecieron sobre el Batey del Centro Ceremonial Indígena de Tibes, luciendo en sus cabezas coronas de paja y elaborados collares de caracoles.
Al compás de un tambor, cantaban en una lengua extraña y bailaban alrededor de una humeante fogata, ataviados con taparabos, con sus pies descalzos y un impresionante color cobrizo en la piel.
Pero ni eran espíritus, ni seres disfrazados de ancestros.
Los protagonistas de este místico encuentro eran el grupo Wakía Arawaka Taína, una entidad sin fines de lucro que lleva poco más de dos años de establecida y que realiza presentaciones indígenas con más de una veintena de integrantes.
Su nombre significa en castellano ‘Nuestra Danza Taína’ y su lema grita que ‘ser taíno no es color, sino sentimiento’.
Sus fundadores son Elizabeth Rodríguez Rivera y Edgar O'Neill Rosado, un matrimonio ponceño dedicado enteramente a transmitir y perpetuar el legado de nuestros antepasados con el estudio de su lenguaje, la recreación y utilización de sus instrumentos musicales, su vocabulario y su gastronomía.
Su amor, orgullo y pasión por la raza indígena es tal que, incluso, exhiben a diario -dentro de los marcos actuales de la sociedad- sus prendas y accesorios a la usanza de estos antiguos moradores, sin dejar de ser ciudadanos puertorriqueños.
Además, como muchos otros que aprecian esta cultura, utilizan nombres indígenas. Ella es Ana Sarobey, que significa ‘flor de algodón’, mientras a él lo llaman Yerut.
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1 comentario:
Y entonces leí de Wakia Arawaka Taina:
No sé como te podrás identificar con lo que te voy a contar, pero si puedes por favor hazlo.
Mi corazón estaba tan lleno de amor y esto me tocó el corazón. Yo sé que cuando Seiba (Justin) mi hijo lea esto sabrá que su familia Taína en Borikén lo quiere y lo aceptan como uno de los suyos y eso significa tanto para mí, que lloro mientras escribo esta carta pero son lágrimas de alegría y regocijo. Nuestros hijos lo son todo para nosotros y saber que a él lo quieren y lo tratan como uno de ustedes significa todo para mí y para él también. Guanin (Alex) el hijo de Yerut (Edgar)y Ana Sarobey y Seiba (Justin) han hecho una conexión y le doy gracias al Creador todos los días por esa relación. Cuando Seiba (Justin) y el hijo de Ana Saborey, Guanin (Alex) estaban compartiendo afuera del almuerzo después de la colabracion de el Grito de Caguana, Seiba (Justin) le dijo cómo se estaba sintiendo y cómo esto le afectaba. Por eso Guanin (Alex) hizo el comentario de “ser Taíno no es el color sino lo que se siente en el corazón”, porque Justin le dijo que él se siente Taíno, pero que físicamente no parece Taíno y que los demás lo veían diferente, por el comentario de ese estúpido (el comentario está abajo). Para nosotros los adultos es diferente, pero para Seiba (Justin) que en ese entonces era sólo un niño de 9 años esas cosas causaron mucho daño. Si yo lo hubiese sabido en ese entonces, Naniki hubiese enterrado otro Taíno, porque yo hubiese tomado un palo y lo hubiese molido a palos, nadie ataca a mi hijo, nadie. Eso fue un ataque directo a él y su person como Taino que es.
Seiba (Justin) desde su primer viaje a Borikén, se sintió que él no se parecía a sus familias Taínas por su color y el color de su pelo. Claro tampoco ayudó que los dos tontos de Tibes, el hombre que trabaja ahí y su sobrino, le dijeron a Seiba (Justin) que él no podía ser Taíno porque era el pelo claro y de piel blanco.
Yo he tenido que tratar y trabajar con esto durante los últimos años y he tratado de enseñarle a Seiba (Justin) que las cosas no son así, que el lleva mi sangre y la sangre de mis antepasados y que esa sangre es Taina.
Así que al leer esto es muy importante para mí y sé que para Seiba (Justin) es igual porque después de todo él es mi hijo y Seiba (Justin) como Taino al fin es bien sensible.
Yo voy a intentar llamar a Anaca esta noche para dejarle saber lo que significa esto no sólo para Seiba (Justin) sino para todos nuestros niños, porque los nuestros parecerán a las Naciones Unidas pero en nuestra sangre y en nuestros corazones somos Taínos y eso no nos lo puede quitar nadie. Lo han intentado por 500 años y no ha pasado, nunca sucederá. Y hablando del ADN, ¿cuándo fue nuestras abuelas nos preguntaron que porcentaje de Taíno teníamos en la sangre antes de recibirnos en sus brazos? Nuestras abuelas, las abuelas aman a todos sus niños sin saber el porcentaje de Taíno que tenemos en la sangre. Un Taíno es un Taíno sin importar el porcentaje que tienen en la sangre, o el color de su piel, o de su pelo. Llevamos la sangre de nuestros antepasados y no preguntamos cuánto es el porcentaje, pero si sabemos que es la sangre de nuestros antepasados que corre por nuestras venas, que es la sangre Taina.
Abuela Caraira,
Confederación Unida de el Pueblo Taíno,
Círculo de Abuelas Taínas,
MGANDIAZIEGELASC@aol.com
viernes, 16 de noviembre del 2007
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