jueves, 20 de marzo de 2008

Vive el Taíno


"Cómo es posible que de los taínos no se acuerde nadie’".

Photo: Elba Anaca Lugo, de la Organización Consejo General de Taínos Borincanos,(Ricardo Arduengo)

Por Eugenio Hopgood Dávila / ehopgood@elnuevodia.com

Siglos después de que la historia oficial declarara extintos a los indígenas de Borikén, centenares de puertorriqueños invocan desde investigaciones genéticas hasta las revelaciones místicas de sus caciques y proclaman ser el pueblo taíno vivo entre nosotros.

Las dos organizaciones taínas más conocidas son el Consejo General de Taínos Borincanos, que dirige la artesana y música Elba Anacaona Lugo, conocida entre su gente como “Anaca”; y el Concilio Taíno Guacu-Matú a Borikén Inc., que lidera el también artesano y enfermero graduado Martín Veguilla, mejor conocido entre los suyos como el “Cacike Cacibaopil”, que significa Piedra Sagrada del Espíritu.

Aunque estos dos líderes taínos son enconados rivales, con pésimas relaciones entre ellos, ambos tienen en común la práctica de la espiritualidad taína -con sus variantes- el afán de identificarse con los antepasados indígenas y su cultura, como la interpreta cada cual, y la reivindicación del derecho -como pueblo indígena- de participar directamente en el manejo de sus coabeyes (cementerios) y demás “lugares sagrados” que el gobierno y los científicos ven como yacimientos arqueológicos.

“Desde niño mi abuela me decía que venía de indios taínos... ella decía que venía de una abuela que se llamaba Gueiyara”, cuenta Veguilla, oriundo de los campos de Cayey. Dice el cacique que su interés en lo taíno se incrementó cuando fue a estudiar Artes Plásticas a la Universidad de Puerto Rico en la década de 1970 y se adentró en la lectura de las crónicas de Indias.

“Vi que los españoles habían cometido atrocidades contra los taínos en nombre de Cristo... cuando empecé a leer todas esas cosas el dolor fue grande y pensé que cómo es posible que de los taínos no se acuerde nadie”, reflexiona Veguilla con expresión de desconsuelo mientras se toma un café.

“De ahí fue que vino el interés de yo levantar entonces un pueblo, más bien culturalmente. O sea, convertir al puertorriqueño en boricua, dice en alusión al gentilicio de origen taíno”.

El encuentro de Anaca con lo taíno también tuvo que ver con abuelos y con tristezas. Recuerda ella que de niña en el barrio Tetuán de Utuado le deprimían las películas de “indios y vaqueros” en las que “siempre mataban a los indígenas”.

“Cuando veía eso me escondía a llorar detrás de la puerta de mi cuarto, lloraba con tanta angustia...”, cuenta Anaca desde la sala de su modesta casa, repleta de arte y decoraciones indígenas en una loma del barrio Quebrada Negrito de Trujillo Alto.

“Luego descubrí que teníamos la consanguinidad de los pueblos indoamericanos... que yo tenía esa identidad adentro y no lo sabía”.

Sobre la manera en que han aprendido las prácticas ceremoniales que fueron abandonadas por siglos, ambos invocan visiones y revelaciones místicas -además del estudio histórico y arqueológico- como uno de los fundamentos de su conocimiento sobre la cultura de los ancestros.

“Una vez en El Yunque estábamos soplando los caracoles y escuchamos los mayoguacanes, (tambores taínos), también escuchamos cantos en lengua taína, los areytos, hablando, tocando las maracas”, relata Veguilla al explicar cómo conoce los ritmos y música taínos.

La visión de Anaca, quien afirma tener ocasionales revelaciones de los ancestros, no sólo fue musical, sino un llamado hacia el mundo espiritual taíno.

Eran los años 1970 y Elba era una joven cuatrista que incursionaba en la música jíbara y la nueva trova y vivía en un campo del sector La Yuca en Ponce con otros músicos. “Cerré los ojos para descansar cuando entonces me presentan esa finca gigantesca sembrada artísticamente y veía como unas matas de plátano, pero con flores, palmas y yagrumos; entonces había unos caminos serpenteados y por ahí corrían los taínos y tenían moñitos, un jacho de tabonuco prendido en fuego y era de noche y yo lo observaba de arriba... pues pregunté qué es eso y me dicen: ese es el paseo taíno desde nuestras raíces más antiguas hasta la actualidad”.

Entonces bautizó a su grupo Paseo Taíno, germen que evolucionó hasta convertirse en la organización que hoy dirige y que como la de Veguilla - sólo que cada cual a su manera- se dedica a promover “valores taínos” como el amor a la Madre Tierra, y la práctica de rituales indígenas y recreaciones artísticas y la defensa del patrimonio indígena.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/diario/noticia/puertoricohoy/noticias/vive_el_taino/380814